jueves, 28 de febrero de 2013

Dolencia del terruño y más


Caigo de confusión, pero no rabio.
Por costumbre, tal vez, en la blasfemia
alquilo, por desahogarme, un cuarto.
Porque es gran esperanza el maldecir

yo no la quiero, ni quiero el sabor
de boca que después es toda sangre.
¿Y cuántos como yo, sin ser, seremos
nadie, sombras que se acercan al agua?

El agua que existiendo en su destello
bruñe la mano y me refresca el ojo.
Así, en faceboock, quiero decir: desisto

de ver martirizadas mis orejas,
putrefactas mis vísceras más nobles, 
vacía, como el ojo de un ave, mi alma.


   Entre la gripe y la sinvergüenzonería no vivo.

   Sigo escribiendo porque no sé qué hacer con tantos lápices.

  Besos y abrazos, amigas y amigos. Os quiero

domingo, 24 de febrero de 2013

La gloria de otro día





Noche de luna y de luciérnagas, dame la calma
que necesita el hombre para llegar
hasta las claridades primeras: ese momento
en el que las gentes del campo ponen en marcha
el mundo tirando de una cuerda.

Lava con tus paños negros la fatiga y el sudor de los días,
para que limpia y aterciopelada brille la piel
en las barandas, en los rosicleres de la aurora,
en la arista azul de la piedra, donde canta 
el pájaro que llaman roquero solitario.

Acúname en ictericia de sueño;
en tu luz reflejo de silencios, blanda
como para ser besada.
Que la mañana me coja sin espinas y a salvo
del acérrimo rodar de la costumbre.
Y pueda agradecértelo a besazos de alba...