domingo, 1 de julio de 2012



Las pequeñas cosas

Esas pequeñas cosas. No las del chiste:
sarcásticas, cáusticas, alcanzables...
una pequeña mansión, un pequeño yate,
una pequeña fortuna...

No, no, nada de eso sino lo imposible,
lo que el hombre solo rozará
en algún contado instante de la vida:
El corazón de su amante,
el ala de un ángel de extraña rareza
que se presenta a veces a nuestro lado
en forma de niño o de anciana muy pálida,
la luz de una flor que nace de la cal
desafiando ella sola la soledad del sol,
la brasa de la calle,
la caricia de pétalo malva de una mano
que se posa en la sien y masajea
con pico de algodón esa impaciencia,
el color de la amistad; amapola
solitaria entre los trigos,
la madrugada de la alondra, digan
lo que digan, en lamento de amor
por las olivas, digan lo que digan...

Un bucle negrísimo de magnitud atómica
a la perturbadora puerta del destino.



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