Langa 20/12/2011
A Jacinto Herrero, in memoriam
Acostado en la llanura, el pueblo yace;
se ha arropado con un manto de escarcha.
Cerca el frío, con halos grises, la quietud
de sus contornos que crecen y se agrandan.
Nada se mueve en lo oscuro.
Lejanas quedan las fuentes
y el manar de los arroyos de montaña.
Ni hoja cae ni hoguera crepita.
Hay una tregua del tiempo y del aire
y hasta del más leve murmullo...,
y un silencio que empuja las paredes de las calles
combándose en la plaza donde forma
un invisible remolino callado y cósmico.
Su fulgor es el cielo de esta noche sin luna.
S. Jiménez
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